Allí donde haya un río o una playa seguro que hay un pescador, aunque no todos los destinos por igual atraen a todos. Si hubiera que establecer un ranking de las regiones más solicitadas estaría encabezado por el cono sur de Hispanoamérica, y más concretamente la región patagónica de Chile y Argentina. Actualmente, por precio y calidad, es el más demandado. Las razones para considerarlo así son la altísima densidad de truchas y salmones de sus ríos, la virginidad de su territorio y la escasa población cercana a los puntos de pesca. Allí es posible pescar algunas de las truchas comunes más grandes del mundo.
Todo ello unido a la excelente calidad de sus servicios, con una red de alojamientos y guías de pesca específicos de primer nivel. A este hecho hay que añadir el factor de la industria acuicultora, especialmente en Chile, donde se escapan anualmente miles de peces de las piscifactorías de sus estuarios que después se aclimatan a la vida salvaje incrementando así las posibilidades de pesca. Allí, un viaje de pesca de una semana en grupo de tres personas puede oscilar entre los 1.000 y los 2.000 euros con todo incluido.
El Caribe y Alaska: dos destinos clásicos para un viaje de pesca
El Caribe, con su inigualable clima y la riqueza de especies de mar, es otra región de gran afluencia. En México es mundialmente famosa la pesca de peces como la barracuda, el macabí, el tarpón, la lampuga o el marlin en la península del Yucatán, que se practica en alta mar o en sus bajíos al amparo de los bosques de manglar, lo mismo que sucede en su vecino Belice, donde la oferta de empresas es algo más corta en número. Los amantes de las grandes capturas como el pez vela, los atunes o las cuberas se desplazan también hasta Cuba, Panamá o Costa Rica, estado que combina este atractivo con el de sus parques naturales, que ocupan gran parte de su territorio.
En cualquiera de estos países el precio por el alquiler de un barco de pesca, con patrón, tripulación y comida en jornada de ocho horas y grupo de tres o cuatro personas puede variar desde los 200 hasta los 800 euros, dependiendo del tipo de embarcación y el gasto de combustible previsto.
Alaska siempre se ha considerado como la “última frontera”, el territorio más agreste e inexplorado. ¿Quién no ha soñado con pescar salmones en Alaska? Es cierto que tiene una serie de atractivos únicos, como la espectacular entrada de varias especies de salmones remontando sus ríos, pero la lejanía y los costes de llegar hasta Anchorage, la capital, para luego desplazarse en helicóptero o avioneta hasta los campamentos, eleva en muchos casos el precio final.
No obstante tanto este estado norteamericano, como Canadá, gozan también de una estricta vigilancia y normativa de protección de la naturaleza que ha conseguido preservar sus valores de la afluencia de pescadores.
Truchas y salmones en Escocia, Irlanda o Noruega
En África existen a día de hoy varios reclamos para el pescador y que se pueden contratar directamente desde España. Uno de ellos es Guinea Bissau, sólo para aquellos a quienes les gusten emociones fuertes como las de pescar rayas y tiburones de más de 100 kilos. Otro es Gabón, donde existen campamentos preparados alrededor de la laguna de Iguela, que recoge las aguas del río Rembo en una de las zonas más ricas en fauna salvaje de todo el continente negro. La pesca de altura se puede practicar igualmente en Senegal (quizás la opción más barata de África) y en la isla de Madagascar.
La Patagonia es uno de los destinos más demandados para trucha y salmón.
Foto: wwwbancodepeces.es
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