Una tarde de pesca puede convertirse en todo un problema si no se toman las precauciones necesarias para evitar lo que se conoce como pie de inmersión. Por eso debes saber actuar ante una lesión como ésta y prepararte, sobre todo si frecuentas lugares fríos, pescas dentro del agua y durante mucho tiempo. Hoy en día, usando un calzado adecuado y unos vadeadores en buen estado no existe peligro de padecer esta enfermedad, como tampoco de sufrir una hipotermia pescando, pero en ocasiones si se prolonga mucho la jornada de pesca con los pies dentro del agua pueden aparecer algunos de los primeros síntomas del pie de inmersión.
Esta lesión puede ocurrir en sitios fríos y húmedos con una temperatura por debajo de los 20 °C. Su nombre (pie de inmersión o pie de trinchera) proviene de la enfermedad que sufrieron los soldados durante la Primera Guerra Mundial. Éstos permanecían en trincheras anegadas a temperaturas muy bajas y sin poder moverse, expuestos a la humedad y el frío. Esta combinación ablandaba la piel y provocaba heridas e infección del tejido, dando lugar a la gangrena y en ocasiones que se amputara el miembro.
No es para asustarse, ya que esta era una situación extrema, pero si eres de los que pesca descalzo o siente frío o humedad porque tus pies no están suficientemente aislados, es posible que sufras los primeros síntomas de esta enfermedad: picazón, piel fría, dolor, entumecimiento y hormigueo en los dedos o la planta del pie. En un segundo estado, la lesión se transforma en hinchazón del pie y la piel se vuelve rojiza (lo que se denomina eritrosis) o azulada (cianosis). También es posible que aparezca supuración o sangrado debido a un aporte vascular pobre.
La vestimenta rígida también hay que evitarla en estos casos y se deben tener los pies siempre secos.
Deja una respuesta