¿Se está extinguiendo la trucha común en España?

1

En vista de todos los estudios y de las previsiones de los distintos organismos dedicados al Medio Ambiente, no cabe duda de que en el futuro más próximo las especies que más sufrirán el cambio climático en agua dulce serán los salmónidos, y más concretamente la trucha común.
Es un problema que no puede ni debe ser obviado por los pescadores. En muchas ocasiones pensamos que se trata de teorías catastrofistas más que de realidades, cuando lo cierto es que las consecuencias del cambio climático en nuestras aguas son ya un hecho. Los ecosistemas que más sufrirán el aumento de temperatura son precisamente los más vulnerables: lagos, lagunas, ríos y arroyos de montaña.
Pero además, el aumento del nivel del mar dará al traste con otros de igual valor en España como los humedales costeros, poniendo en peligro enclaves tan emblemáticos como el Delta del Ebro, las marismas de Doñana o los marjales levantinos, por poner algunos ejemplos. La consecuencia más inmediata del calentamiento y la pérdida de oxígeno de los tramos bajos y medios de los ríos son los movimientos de las especies ictícolas aguas arriba.

Más ciprínidos en España y el fin del salmón

De ese modo veremos cómo fundamentalmente los ciprínidos colonizarán las partes altas, siempre y cuando las corrientes o el sustrato se lo permitan. Para las truchas, esto supondrá una reducción transitoria de sus hábitats por el calentamiento de las aguas, y una mayor competencia alimenticia y territorial, al tener que compartir su espacio no sólo con nuevos congéneres, sino con especies que antes no estaban allí. No es probable que se llegue a la extinción, pero el peligro siempre esta latente.
Llevamos años hablando del fin del salmón atlántico, de sus problemas, de la disminución de stocks, de la implementación de una normativa acorde a su crítica situación… pero lo que de verdad se acaba es la trucha.
Mientras que los problemas del salmón se deben fundamentalmente a actuaciones humanas que en cierta medida se podrían solventar (presas, sobrepesca comercial, contaminación de los tramos bajos de los ríos), en el ámbito de la trucha común poco se puede hacer excepto repoblar y repoblar para mantener suficientes ejemplares. Ni podemos devolver la frialdad y pureza a las corrientes de los ríos, ni es posible eliminar de un plumazo a predadores nuevos como el lucio.
trucha común de la pataginia chilena

Trucha común. Salmo trutta fario.

Pero lo más importante es que, en los tiempos que corren, parece difícil asegurar un caudal de agua estable para muchos cauces españoles. En plena guerra del agua, cuando media España está pidiendo a gritos que se le surta de un elemento básico para la subsistencia ante la escasez que sufre (véase el caso de Cataluña, Comunidad Valenciana o Murcia), parece poco probable que entre las prioridades de la Administración se encuentre el mantenimiento de unos caudales mínimos que garanticen la vida acuática.
El malogrado plan de trasvase del río Segre era el ejemplo más claro de lo que puede venir en el futuro: ríos que entre sus funciones esté la de dar de beber a una España cada vez más sedienta y seca.
Porque ¿quién se atreve a anteponer la posibilidad de pescar a la de dar de beber a la población? Hay que mentalizarse y empezar a comprender que el agua es un bien que hoy vale en España mucho más que ayer, y que cada gota de agua, de vida y de alimento es una materia que vale su precio en oro. Por eso somos unos privilegiados al tener todavía muchos cientos de tramos trucheros en España.

Una Respuesta

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada.