¿Dónde están las truchas más grandes de la Patagonia?

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No intenten buscarlo en el mapa. A no ser que dispongan de una cartografía detallada y bien actualizada de la XI Región chilena no es fácil ubicar este lago. De hecho, su nombre alude en parte a esta característica. No porque en sus aguas habiten fantasmas o desaparezcan los pescadores, sino porque hasta su descubrimiento había que conocer bien el terreno y los accesos que llegan a sus orillas, escondidas entre los montes que preceden a la pampa.
Pero el lago Misterioso ya ha dejado de ser algo desconocido. En los últimos años su fama ha corrido como la pólvora y, pese a tratarse de un enclave relativamente reducido, ya tiene renombre por albergar las que se conocen como las truchas comunes más grandes de la Patagonia.
No en peces récords posiblemente, pero sí por el tamaño medio de las mismos, porque terminar una jornada en este lugar con 20 o 30 farios por encima de los 2 o 3 kilos no es una opinión subjetiva: es la realidad de un lugar escogido para la pesca, casi único a nivel mundial y recomendable para todo aquél que pueda permitirse un viaje austral en busca de los salmónidos. El sitio ideal para hacerse la foto de pesca de tu vida.

La pesca en el lago Misterioso

Uno de los grandes alicientes de este destino es que la pesca se puede realizar en cualquier modalidad (lance o mosca) y a cualquier hora del día, ya que el alojamiento y las embarcaciones se encuentran a nuestra disposición en la misma orilla en el lodge de pesca. El modo habitual de pescarlo es recorrer de un tirón los poco más de 4 kilómetros que tiene de largo para después dejarse derivar por las orillas con la pericia del guía, lanzando cada rincón. Sobra decir qué señuelos son los más eficaces, ya que con cualquier muestra del arsenal truchero que podamos imaginar las picadas son seguras.
La razón esencial es que la selectividad de estas truchas no es comparable a los parámetros que se pueden dar en otros lugares del mundo, mostrándose muy agresivas ante cualquier indicio de movimiento en forma de comida. Algo parecido sucede para los mosqueros, donde la única premisa para pescar en este lago es que la actividad en superficie no es demasiado común. Si tenemos en cuenta que el viento está presente casi todos los días, es mejor hacerse con «estrímeres» de varios tipos: woolys, minnows, matukas…
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Mapa de la XI Región chilena, donde se encuentra el lago Misterioso.

Población estable y sana de trucha en la Patagonia

La recomendación de practicar la pesca sin muerte permite además que la población de truchas del Misterioso sea estable, y que año a año sigan creciendo en tamaño y reproduciéndose sin problema. Por si fuera poco, la ictiofauna del lago no sólo la forman las truchas comunes, sino que se completa con otra población de trucha arcoiris que a día de hoy supone la mayoría de las picadas, detectándose rápido si tenemos una u otra al final de la línea.
Afirmar cuál de las dos especies es más deportiva es difícil, ya que cada una tiene sus alicientes. Por un lado, estas farios son posiblemente unas de las más agresivas que podemos encontrar en los destinos trucheros del mundo, y también nos dan la oportunidad de pescar varias veces en un día los peces de nuestra vida. Pero tampoco hay que despreciar el entretenimiento y la lucha que ofrece una arcoiris salvaje de 2 kilos con el brío y el nervio que transmite a través de la línea, gozando con los saltos que realiza fuera del agua.

¿Por qué crecen tanto las truchas en este lago?

El tamaño espectacular que alcanzan las truchas comunes en este lago tampoco se debe a ningún misterio. Para comprobarlo basta con darse un paseo por sus orillas entre los meses de octubre, noviembre y diciembre (fechas de la primavera austral) cuando millones de gammarus se cobijan entre las piedras, los troncos y el lecho acuático sirviendo de alimento a las truchas.
La densidad de estos pequeños crustáceos es tal que los peces tienen una fuente de alimento inagotable durante un periodo de tiempo muy prolongado, lo que les permite crecer a un ritmo mucho mayor que en otras masas de agua, incluso las cercanas a este lago.
Aunque los gammarus se reproducen varias veces al año, es en estos meses cuando lo hacen de manera más intensa, formando auténticas plagas que se ubican alrededor de la orilla. Por ese motivo, es común ver a las truchas hocicando en el fondo y dejando ver su dorso fuera del agua, signo inequívoco de que se encuentran comiéndolos.
Esta característica permite además que no tengan tanta dependencia de alimentarse de otros peces, por lo que las más pequeñas tampoco sufren tanto acoso por parte de las grandes. Por eso, muchas de ellas consiguen completar su ciclo sexual cada año, aportando nuevos ejemplares al lago. Truchas que raramente crecerán por debajo de los 50 cm.

Cómo planificar el viaje a Chile

Para llegar hasta allí es necesario hacerlo a través de los servicios de operadores de pesca que trabajan en este lugar. Uno de ellos es Expediciones Coyhaique, que dispone de una cabaña en la misma orilla con los lujos indispensables para pasar todas las jornadas que contratemos en el Misterioso.
El viaje normalmente se alterna con otros destinos en los alrededores de la ciudad de Coyhaique, a la trucha o al salmón, y en ríos como el Simpson, el Mañihuales o el Ñireguao, para completar una semana de pesca del más alto nivel. El trayecto se hace obligatoriamente vía Santiago de Chile con Lan Chile, desde donde parten aviones hasta el aeropuerto de Balmaceda vía Puerto Montt en un viaje de unas 3 horas.

 

 

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