El nombre de este acuerdo internacional procede de la ciudad iraní de Ramsar, donde se firmó el Convenio vigente el 2 de febrero de 1971 y que entró en vigor en 1975. Actualmente, es el único de los relacionados con materias de medio ambiente que se centra en un ecosistema concreto como son los humedales.
En un principio, estaba destinado a la protección de las aves acuáticas, pero poco a poco fue tornando sus objetivos hacia la conservación global y al uso sostenible de estas masas de agua. España ratificó este el Convenio de Ramsar en 1982 con la inclusión en su Lista de los Parque Nacionales de Doñana y las Tablas de Daimiel.
Humedales en el Convenio de Ramsar
Figurar en esta Lista de Humedales de Importancia Internacional aporta el prestigio del reconocimiento a nivel mundial del enclave elegido y la obligación de los gobiernos de tomar medidas para garantizar que sus características ecológicas se mantengan. A día de hoy se encuentran adheridos a este acuerdo 168 naciones o estados, denominados partes contratantes, que suman un total de casi 2.200 sitios en la Lista, con una superficie de casi dos millones de kilómetros cuadrados.
Al igual que cualquier organismo, se rige por una jerarquía que comienza con la Conferencia de las Partes Contratantes, que es el órgano decisorio en el que participan la totalidad de los países firmantes y que se reúne cada tres años. El Comité Permanente es el encargado de aplicar las decisiones que se adopten en cada Conferencia y el que gobierna los períodos entre conferencias.
A su vez, está por encima de la Secretaría del Convenio, que se ocupa de la operatividad y coordinación permanente, y del Grupo de Examen Científico y Técnico, un cuerpo de expertos que aporta la asistencia científica y los estudios de campo.
Ramsar y la pesca
¿Influye que una masa de agua esté incluida en el Convenio de Ramsar en la pesca? A priori sí, pues eso indica que tiene un grado especial de protección y que podrían prohibirse usos tradicionales como la caza y la pesca en el área protegida, al igual que otras cosas como la ganadería, la edificación o los vertidos. Sin embargo, al igual que ocurre con los parques nacionales, naturales y regionales, la tendencia es a permitir de forma regulada que se sigan practicando estos usos.
Si se trata de lagunas aisladas, zonas de anidamiento o especialmente vulnerables, la Administración con lógica prohíbe la pesca, pero no así en aquellas zonas amparadas por el Convenio donde es compatible la afluencia de pescadores. Como siempre, atenerse a las leyes y consultar la normativa de pesca de cada región es esencial para no llevarse un disgusto atendiendo a cómo se catalogan las aguas donde queremos ir.
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