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Las mejores moscas para la pesca del salmón
A comienzos de primavera y variando de unas fechas a otras según la zona del mundo, el salmón retorna a los ríos para desovar, sea de la especie que sea: atlántico, chinook, silver, chum… Porque salmones hay muchos, pero todos ellos igual de difíciles de pescar con una modalidad como la mosca, que no es precisamente la más efectiva pero sí la que está considerada más pura.
Pescar un salmón a mosca es algo así como como el cénit de esta afición, tanto por la singularidad de este pez como por la complicación de la técnica. Teniendo en cuenta que el salmón no se alimenta en el periodo que permanece en el río y que sólo se preocupa de las tareas propias de la reproducción: ¿cómo conseguir que se sienta atraído por una mosca, que ni siquiera tiene el encanto de otros cebos vivos como una quisquilla o una lombriz?
Cuándo pescar a mosca un salmón
A priori todas las circunstancias son poco favorables para tener éxito con las moscas para salmón, pero algunos momentos son más propicios para que un salmón se decida a tomarla. Por ejemplo, si las condiciones de luz son escasas o son las primeras y últimas horas del día, las probabilidades aumentan, ya que de esta manera el pez no se esconde en las zonas más profundas de las pozas para resguardarse del sol.
Si se consigue sacar el instinto agresivo del salmón mientras pescamos también se ganan opciones. Ya que no se alimenta, el único modo de atraerlo con la mosca es haciendo que se sienta amenazado, momento en el que atacará por puro instinto de supervivencia y para suprimir algo que le está molestando. Ese es el motivo de que a veces, después de pasar la mosca decenas de veces por el morro del salmón, éste decida morderla: no desea comer, sino que deje de molestarle.
Pese a todos estos inconvenientes, algunos modelos de moscas para salmón sí que consiguen hacer picar al pez simulando comida. Es el caso de las imitaciones de gambas y quisquillas, que les recuerdan de manera aproximada a su alimento preferido en alta mar.
Por eso son mundialmente famosas moscas como la Ally’s Shrimp, que emula vagamente a un crustáceo y que fue ideada por uno de los más conocidos pescadores a mosca de la actualidad, Alastair Gowans.
Ally’s Shrimp, uno de los montajes más famosos para la pesca del salmón.
Tipos, materiales y color de las moscas de salmón
Históricamente, para el montaje de moscas de salmón se empleaban materiales poco convencionales y de difícil adquisición, lo que potenciaba más aún esa mítica de su pesca. Principalmente se trataba de plumas de aves exóticas como la gallina de Guinea, el guacamayo azul o en general de cualquier parte de Asia o África. De ahí también su precio actual.
Estos primeros modelos considerados clásicos, se deben a montadores que ya han hecho historia como el capitán Richard Franck, el Mayor Grant, James Wright o John Scott y están realizados fundamentalmente en pluma.
En la actualidad, la pluma ha dado paso al pelo de distintos animales como principal material de montaje, que permite ahorrar tiempo en su elaboración y se muestra más efectivo a la hora de pescar.
A la pluma hay que añadir otros materiales artificiales que también se han unido al abanico de posibilidades para dar brillo y color a las moscas. Es el caso del cristal flash, cristal hair o los tinseles holográficos.
Muestrario de moscas de salmón. Foto: Pacres.
Otros señuelos para el Salmo salar
Otro de los prototipos más comunes de moscas es el que ideó Richard Waddington en la primera mitad del s. XX. Basándose en una regla que relaciona el tamaño y el color de las moscas con la temperatura del agua y la época, confeccionó los llamados waddingtons, con un cuerpo metálico pesado que culmina en el anzuelo y que habitualmente se recubre de pelo en poca cantidad. Se trata de moscas pesadas a las que se les suele añadir más lastre y que navegan por el fondo de la corriente.
En cambio, unas moscas muy populares para la pesca en superficie son las de tubo, que se basan en un cuerpo cilíndrico que puede ser de distintos materiales y que conforma el grueso del señuelo. Éste va separada del anzuelo, de modo que se puede intercambiar (poner uno simple, doble o triple y jugar con el tamaño).
A menudo se usan rayando la superficie para provocar los ataques del salmón a ras de agua, pero sólo en lugares donde no existe mucha presión de pesca y los peces se muestran más voraces.
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