Si hubiese que hacer un glosario con todos los impactos ambientales que produce el mejillón cebra sería necesario separar varios ámbitos en los que influye: en los hábitats, en los microorganismos, en el reino animal y, finalmente, los de carácter económico.
Dentro de los hábitats, la primera consecuencia palpable a simple vista son aguas más transparentes de lo normal por la eliminación del seston, unas partículas orgánicas presentes en cualquier medio acuático que aportan «color» al mismo, y una disminución del oxígeno por la respiración de miles de mejillones.
Una vez que la colonia ha tomado el fondo, modifica los sustratos y crea una acumulación de conchas que se va sucediendo con la muerte de las distintas generaciones, consiguiendo que lo que antes fuese un lecho de roca pase a convertirse en un manto rugoso y cortante en el que sólo se aprecian moluscos.
El resultado también se traduce en la eliminación de microorganismos vitales como el fitoplancton o cambios en la composición de éste que, como en todos los ecosistemas de este tipo, es la base de la columna alimenticia de un río o lago.
Después, otros organismos que se ven afectados por su llegada son, fundamentalmente, los bivalvos nativos. En el caso del Ebro, el ejemplo más preocupante es el de la Margaritifera aurucularia, ya en peligro de extinción, que ve cómo ha de compartir hábitat con una especie mucho más fuerte que ella.
Y no sólo eso, sino que su afán de fijación puede llegar a dañar cangrejos y peces, como se ha detectado en algunos ejemplares que arrastraban a su lomo varias decenas de pequeños mejillones adosados.
Embalses, riegos y playas afectados por el mejillón cebra
El abastecimiento de las localidades, la agricultura mediante el riego o las centrales hidroeléctricas son, sin embargo, los sectores más afectados.
Todas las conducciones, ya sea en forma de cañerías, desagües, aliviaderos o canales, son potenciales exponentes para que este animal las tapone, y ya se han dado casos de cortes en el suministro por la imposibilidad de que el agua atravesara este amasijo de mejillón cebra; en otros, la que llega no está en condiciones aptas por el consumo, ya que previamente ha pasado por miles de mejillones que absorben y expulsan continuamente partículas.
Esta contaminación puede darse fácilmente también en las playas,con el mismo efecto que se ve ocasionalmente en el mar. Las fuertes tormentas provocan la acumulación de mejillones cebra en las costas, que rápidamente mueren y se pudren causando un fuerte hedor irrespirable, suficiente para prohibir el baño. Con este panorama, el futuro que le espera a ríos contaminados no parece nada halagüeño.
Teniendo en cuenta todas estas cuestiones se puede afirmar que nos encontramos ante un importante riesgo ambiental ante el que no tranquilizan en absoluto los antecedentes que han tenido otros lugares del mundo.
Mientras tanto, las labores de información son el principal apoyo para buscar soluciones a su expansión. Eso es, por el momento, el afán de quienes se han visto sorprendidos por un invitado incómodo, inesperado y detestable.
Lo peor de esta invasión por parte de este molusco….es que erradicarlo es prácticamente imposible. Hay zonas del Reino Unido donde conviven con él desde hace decenios, y en nuestras aguas tan solo se pueden tomar medidas para evitar al menos una mayor expansión.