Tres razones de sentido común para practicar el captura y suelta

Está claro que en muchos países los peces no sobran, ni en el río ni el mar, y que algunas especies, como la trucha en Europa, el tarpón en el Caribe o el arapaima en el Amazonas por citar algunos ejemplos están estrictamente regulados por motivos de obvios.
Luego está la cuestión de perogrullo: si no te vas a comer un pez, ¿por qué matarlo? Pero al margen de estos dos motivos básicos para cualquier pescador, hay otras razones de sentido común para devolver un pez al agua y que fueron publicadas recientemente por Mistery Tackle Box.
Porque pescar no es sólo la oportunidad de salir y experimentar la naturaleza, ni el clima de camaradería y compadreo que supone pasar un día con los amigos. También es cierto que para otros supone la realización –del todo lícita- de llevarse la cena a casa. Pero como tan maravilloso puede ser el placer de llevarse una captura está la posibilidad de no hacerlo –eso nos diferencia de la caza- y a cambio conseguir la satisfacción de algunas de estas cuestiones que enumeramos.

Un pez más grande: piensa en un posible trofeo

Si a menudo pescas en un mismo lugar esto no puedes olvidarlo: la única opción de que un pez se convierta en trofeo es que pueda crecer. Y si no les dejas porque sacrificas cada captura nunca lo podrás ver.
Por eso el captura y suelta es una de las mejores maneras de aumentar tus posibilidades de pescar un pez más grande. Déjalos que se conviertan en la próxima generación de trofeos.

Piensa en términos relativos

No seas egoísta y abstráete del momento. Sobre todo en áreas de mucha presión o urbanas, quizás no te parezca mucho llevarte un cupo de 15 peces si está permitido, pero si por ejemplo lo multiplicas por 100 pescadores, que van unas 10 veces al río, eso supone que se están sacando 15.000 peces. Demasiado ¿no?

Comer peces “viejos” no es sano

Según los biólogos, cuanto más viejo es un pez, más tiende a recoger en su cuerpo contaminantes, toxinas y productos químicos como el mercurio. Por eso comerte un pez adulto y no devolverlo al agua puede no ser lo más recomendable.
De ese modo estás reduciendo la posibilidad de consumir toxinas y permites a los reproductores que vuelvan al agua. Una recomendación, si pescas con la idea de comerte los peces debes saber que biológicamente lo óptimo son los que superan la talla legal pero que no son excesivamente viejos, porque absorben menos toxinas de su entorno.

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