Es imposible no rendirse ante su belleza. El Pterois Volitans, comúnmente conocido como Pez León, es una de las especies predilectas de los aficionados a la acuariofilia marina por su peculiar aspecto, sus majestuosas aletas que asemejan alas, sus movimientos hipnóticos y pausados y, además, porque son fáciles de alimentar y mantener en tanques sin muchas condiciones especiales. Oriundo del Océano Índico y la zona occidental del Pacífico… hasta el año 2004.
Se cree que todo ocurrió cuando el huracán Andrew azotó las costas del Atlántico Occidental en Florida, Estados Unidos, en el año 1992. En Biscayne Bay, un acuario que estaba justo al otro lado de la calle frente a la playa fue encontrado roto y vacío tras el paso del huracán. En el tanque había seis ejemplares adultos de Pez León, de ambos sexos y en plena edad reproductiva.
Simplemente desaparecieron y nadie pensó que hubieran sobrevivido y mucho menos que consiguieran llegar al mar. Nadie imaginó en ese momento que estaba por comenzar un grave incidente ecológico que ha puesto en peligro el ecosistema marítimo del continente americano.
Pero en el año 2004 se reportó la presencia de peces león en Las Bahamas. Aparte del accidente del acuario roto en Biscayne Bay, no se conoce ningún otro accidente que pueda haber implicado la liberación de especímenes de Pez León en las aguas del Atlántico Occidental.
Pero estos pequeños y vistosos piratas se adaptaron muy bien a las templadas aguas tropicales del Atlántico Occidental. Fueron avanzando al sur y llegaron al Mar Caribe, donde se empezaron a reproducir desenfrenadamente ya que el principal problema es que en estas aguas… ¡no tienen depredadores! En poco tiempo han invadido las aguas de México, Puerto Rico, Cuba, Panamá, Costa Rica, todas las Antillas, Colombia, Venezuela y Brasil. La forma en que han invadido las aguas del Caribe se considera una catástrofe ecológica.
Depredadores del Pez León
¿Por qué tienen pocos depredadores y prácticamente ninguno en el Caribe? Porque su particular morfología, con su colorido cuerpo rayado, no es otra cosa que una viviente señal de peligro de la naturaleza: esas magníficas aletas que han cautivado a los acuariófilos (quienes llegaron a pagar altas sumas por un ejemplar que antes era traído de bastante lejos) tienen espinas venenosas que constituyen su principal defensa. Para la mayoría de las especies marinas en su hábitat natural son un bocado mortal y ni de casualidad se les acercan.
En sus aguas originarias se mantiene el equilibrio gracias a que otros animales, sobre todo algunas especies de morenas, son sus depredadores naturales, y las especies que son presa de ellos los reconocen como amenaza y huyen de ellos.
Pero en otras latitudes, las especies nativas no los reconocen. O bien no se les ocurre comérselos, o bien los atacan sin saber el peligro que enfrentan y mueren envenenados. Al llegar al Caribe, los peces león literalmente encontraron un paraíso tropical donde pueden reproducirse y comer sin que nada los detenga, y justamente allí está el gran problema: ellos mismos son voraces depredadores que se comen cualquier cosa que se mueva en el mar.
La lucha contra los piratas
Biólogos marinos y organizaciones conservacionistas han hecho sonar todas las alarmas y la orden ha sido exterminar a estos voraces pero hermosos piratas. Sería la única forma de evitar una debacle ecológica. Al principio sin gran éxito: por tratarse de peces venenosos, la reacción natural de quien avista un pez león en sus playas caribeñas es huir despavorido.
Otros experimentos descabellados fracasaron, como el que se condujo en Honduras que consistió en cebar tiburones y arrojarlos peces león ensangrentados para tratar de convertirlos en sus depredadores, ya que el veneno de estos peces no les hace el menor daño.
“Los tiburones se ponían muy nerviosos, lo que representaba un riesgo para los buzos», dijo Giacomo Palavicini, director ejecutivo del Parque Marino de Roatán donde se puso en práctica esta idea. Pero con el tiempo se han puesto en práctica varias estrategias que han dado resultados, y en los últimos años se ha reportado una disminución de peces león en las aguas del Caribe.
Son ornamentales, pero no debes tocarlos
En lugar de matarlos, también se pueden atrapar y poner en acuarios ornamentales. A pesar de ser venenoso, el Pez León no es agresivo ni tampoco se esconde como otras especies de escorpénidos que se camuflan en las piedras o entierran en la arena. Son fáciles de atrapar con redes y no van a clavarte sus espinas con furia.
Si es manipulado correctamente, resultan inofensivos. Mantenerlos no es difícil, se alimentan sin problemas de alimento disecado comercial para peces o de pequeños crustáceos vivos. Necesitan espacio para nadar, así que debes tener en cuenta que necesitarás un tanque más o menos grande.
Trata de no tener más de tres o cuatro ejemplares en un mismo tanque porque podrían pelearse entre ellos ya que son territoriales. Pero, sobre todo, no intentes atraparlos tú mismo a menos que estés entrenado para capturar y manipular especies marinas. Deja esto a personas experimentadas y calificadas o corres el riesgo de sufrir una dolorosa picadura.
Tampoco te alarmes demasiado si ves uno: la picadura del Pez León no es mortal para el humano. Te producirá fiebre y un dolor agudo y desagradable, pero no te vas a morir.
Venenosos pero comestibles
Se considera que una de las formas más efectivas y menos contaminantes de detener su avance es pescándolo y comiéndolo. Afortunadamente, el veneno no se encuentra dentro, así que su suave y apetitosa carne es apta para el consumo humano.
En algunas islas del Caribe se premia a los buzos que lo pescan, y hasta se les proporcionan los aparejos necesarios para cazarlos sin acercarse demasiado y exponerse a su picadura. Muchos chefs reconocidos mundialmente, como el venezolano Sumito Estévez, han ideado exquisitas recetas de lo más gourmet para prepararlos. Así que, si lo deseas, la próxima vez que salgas a comer pescado puedes ordenar Pez León.
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