Desde la orilla también se pescan grandes peces

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Las revistas y los medios de comu­nicación somos responsables de un cierto alejamiento de la pesca tradicional, de la más accesible, también de la más productiva en ocasiones. En los últimos tiempos la proliferación de técnicas nuevas como el jigging o el spinning ha llenado las páginas y las webs de cientos de ar­tículos de pescadores que se embarcan en busca de grandes peces, en ocasiones a mu­chas millas de la costa; en otras directamen­te a regiones del planeta donde las capturas son espectaculares.
Quizás nos hemos olvi­dado de que sin necesidad de disponer de un barco, caros equipos y una buena partida pa­ra el combustible, también existen opciones de hacer una pesca diferente, productiva, con especies que no sólo se limitan a los pe­ces de roca o a los clásicos dorada, lubina o herrera al surfcasting.
Por ese motivo, y porque las circunstancias económicas actuales también re­claman para muchos austeridad en sus salidas de pesca, es necesario reivindicar algunas de las posibilidades que nos ofrece la costa, la orilla pura y dura, con algunas opciones para escaparse de las técnicas tradicionales y más estáticas. Porque pescar desde la costa no tiene por qué ser sinónimo de mono­tonía, ni de sedentarismo; todo depende de cómo nos planteemos una jornada, dónde nos encontremos y de qué especies queramos tentar.

Palometones y lubinas desde la costa: dos ejemplos de pesca

Buen ejemplo de ello son los palometones, una especie que puede alcanzar tamaños realmente grandes y que es totalmente accesible desde la costa, practi­cando un vadeo cómodo en playas someras.
Si bien es a lance ligero como hemos visto muchas veces que se pesca, también es posible hacerlo a mos­ca, algo más complicado, y usando como señuelos los poppers, es decir, una pes­ca de superficie más excitante aún. Las capturas, aun no siendo fáciles, sí que son relativamente frecuentes, y sin duda un modo de conseguir un pez de primer nivel.
Igualmente, también es posible acercarnos en los meses de verano a una de las reinas de la costa, la lubina, pero no a surfcasting como es tradicional, sino con un equipo de lance.
Tan sólo es necesario alejarse de los lugares más frecuentados en este período, de las playas más accesibles o cómodas y tratar de encontrar fondos algo menos «limpios» de los habituales para tener alguna opción, sin ne­cesidad tampoco de buscar zonas remotas de la costa. Algo de piedras, una des­embocadura o un espigón son suficientes para probar suerte durante el verano.
No hay por qué despreciarla y limitarnos a unos cuantos pe­ces solamente. Tiene más potencial del que imaginamos y es sólo cuestión de cambiar el chip y apostar por la novedad, por salirse de la rutina.

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